miércoles, 5 de octubre de 2011

El jardin de las estatuas


 Un ave hermosa voló hasta mi ventana
a recitar con su dulce piar la historia
que lloro en el jardín de las piedras
entre lagrimas de ave libre, me cantaba...

El césped y su verde regazo floral
ya no recibía enamorados con manteles;
en piedras grises, estatuas sombrías
mutaron los cuerpos, momias de coral.

La red digital atrapo las luciérnagas
las luces de la ciudad se pixelaron
los aromas olvidaron sus fragancias
y las gárgolas no lo notaron, olvidadas.

Los parpados de caliza nublaron su luz
y el verdín se volvió la piel de la roca
en silencio se transformaron sus voces
la belleza del jardín que el ave amaba
entristeció en la indiferencia.

El rechinar de las hamacas solitarias
reemplazo la verborragia de las charlas
y las flores que nunca fueron regaladas
se marchitaron en soledad, de por vida.

Las aves migraron a otro sueño alado
los tótems ahuyentaron sus cánticos
la lluvia los mojo sin mojarlos del todo
impermeables, el tiempo los hizo añicos.

Las plumas de libertad que quedaron
atrapadas entre los dedos de piedra
fueron almohadas de las esfinges
para sus coronillas frías de piedra
donde los sueños nunca mas anidaron.

El ave lloro en mi ventana junto a mi
y mis ojos lloraron al ver salir el sol;
al alba corriendo contagiosa el campo gris
sembrado de pedruscos, vino por mi.