miércoles, 30 de mayo de 2012


Bajo la falda de las montañas
los albores acarician la roca
 donde dormilan las mañanas
enamoradas de la noche uraña.

En las sabanas de un lago claro
(el espejo fijo de los astros)
las olas vertidas en el cántaro
susurran las bellezas al viento
que enciende las luciérnagas y el faro.

Un bote sucio naufragaba en la noche
 surcando en las arrugas del agua
viendo rechazada su sed sin tregua
lamenta la soledad de tal derroche.

Un pez vuela en parapente sobre las nubes
aferrado al pico de su libertador alado
respira a borbotones muerte mientras sube
y ríe, luego del universo haber contemplado.

Bajo el cielo entre las horas
resuenan las trovas de la mañana
Sobre el lago entre las olas
las caricias del sol que la noche extraña.

El tiempo pasa volando
y bajo su ala trae sueños
paráfrasis del reloj blando
donde el futuro no tiene dueños.

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